9.5.09

SIDA, 1984-2009: 25 AÑOS DE FRAUDE CIENTÍFICO

Me parece que la teoría oficial sobre el sida es la más increíble e importante de las conspiraciones que sufre la especie humana en general hoy en día...por eso insisto tanto en ella...no quiero aburrir a nadie con el tema, pero creo que si la gente que leéis este blog difundierais ésto lograríais muchas cosas buenas para vosotros y para los que os puedan escuchar...porque cambias el chip a la gente cuando se lo explicas, aunque muchos te digan que no se lo creen y que para ellos estás loco, su inconsciente (que es más inteligente que el consciente) se empapa de la verdad... y eso es imprescindible: que la gente lo escuche: el sida no es contagioso porque no lo causa un virus, sinó otras muchas causas no contagiosas, porque la para mi falsa teoría oficial deshumaniza y desnaturaliza a la gente...creo que nos convierte en una especie de irracionales porque hace pensar a la gente que el sexo te puede matar, cuando en realidad, seguro que un gran paso de la humanidad fue darse cuenta de que este acto tan placentero además genera vida...
...pero creo que, además de la ignorancia está el desinterés, y en algo tan importante no podré comprender nunca que la gente tenga miedo de hablar, por muy tabú que sea o haya sido este tema...hay que acabar con ésto... ha de dejar de ser tabú...es ciencia pura y dura... pero desgraciadamente a veces hay gente que parece ser que da la espalda a esta teoría por conveniencia: a much@s ya les va bien que su pareja se crea que si se va un día con otr@ se puede morir...

Y recomiendo encarecidamente la lectura del artículo que el admirable Lluís Botinas escribió para Discovery Salud (gran revista y gran web)... aquí tenéis el comienzo del texto y el link para leerlo entero:

LA VERSIÓN OFICIAL DEL SIDA SE BASA EN UN FRAUDE CIENTÍFICO DEL
DR. ROBERT GALLO

Hace 25 años la Ministra de Sanidad estadounidense afirmó: “El Dr. Gallo ha aislado un virus que es la probable causa del Sida”. En los días siguientes la palabra “probable” desapareció. Había nacido el VIH/SIDA. Pocos después Science publicaba cuatro textos que Gallo les envió en marzo de 1984 y que son mundialmente considerados “los artículos de referencia que demuestran que Gallo aisló el virus causante del SIDA”. Pues bien, publicamos tres documentos que demuestran que Gallo mintió. Uno revela cómo manipuló el borrador escrito por su jefe de laboratorio, otro que no había virus en sus cultivos celulares y el tercero que no es cierto que hubiera encontrado un virus nuevo....(click si quieres seguir leyendo el artículo)


7.5.09

Los médicos, las vacunas, el negocio de las enfermedades,...

Celebro que la página web http://www.plural-21.org de la asociación PLURAL-21 vuelva a estar operativa...en ella, entre muchas otras informaciones vitales sobre sida, cáncer, el 11-s, etc... he encontrado un enlace a la obra y biografía de Rafael Barrett,...casi todo lo que escribió a principios del siglo pasado aún se parece a nuestra manipulada y tormentosa actualidad ...estamos en la misma guerra...es una gran guerra...cito a continuación dos de sus muchos ensayos: en el primero habla de los médicos y en el segundo sobre las vacunas pero recomiendo también todos los otros... (por cierto, supongo que sabréis que los médicos son el colectivo profesional que menos se vacuna, ellos que recomiendan que vacunemos a nuestros hijos, no vacunan a los suyos)...

"Los médicos"

"¿De qué viven los médicos? De los enfermos. El hecho es conocido, pero no solemos sacar sus evidentes consecuencias. Lejos de recompensar a los médicos por la cantidad de salud que gracias a ellos, o a pesar de ellos, pueda haber en el mundo, se les recompensa en razón de la cantidad de enfermedad que revisan. Sumad los dolores, las angustias y las agonías de la carne humana en los países civilizados a lo occidental, y previa una simple proporción, deduciréis lo que se abona a los médicos. El interés de todo médico es que haya enfermos, cuantos más mejor, como el interés de todo abogado es que haya gentes de mala fe y de mal humor, enredadores, tercos y tramposos. La lealtad de los corazones y el sentimiento de lo justo acabarían con los pleitos. También la higiene privada es para los médicos una epidemia.

Si constituyesen un gremio de moralidad media; si fueran hombres parecidos a los demás, correríamos grave riesgo. Cada cual provoca en el ambiente que le envuelve las transformaciones favorables a su existencia: el comerciante acapara, el periodista inventa, el político intriga, el banquero hace correr noticias, falsas o no, que ayuden a sus planes. Al médico le conviene que haya enfermos: es extraordinario que no procure producirlos. La medicina, incapaz de curar, no lo es de enfermar. Nada más sencillo que descomponer un aparato, por mucho que ignoremos su mecanismo. Pues bien, mientras los bolsistas urden la miseria y la desesperación de familias inocentes, y los empresarios industriales restablecen sobre la tierra una esclavitud peor que la otra, los médicos, según todas las probabilidades, renuncian al semihomicidio lucrativo. Si empeoran el estado de sus clientes es -fenómeno curioso- de un modo involuntario.

Les somos, a priori, grandemente deudores de que, en general, se abstengan de intervenir demasiado en sus asuntos. Les hemos de estar muy agradecidos de que se mantengan en su papel de espectadores a veces poco afortunados. ¿Y quién tiene la culpa de nuestra situación desairada? Nosotros mismos. ¿En virtud de qué razonamiento de topos hemos resuelto pagarles por visita? Ningún técnico es empleado a jornal; se le ajusta el precio de una obra concluida satisfactoriamente, y ¡ay del ingeniero a quien se le cae el viaducto, o del contador a quien no le salen las cuentas! Era de sentido común convenir los honorarios en el caso único de la curación. Un campesino muy avaro tenía a su mujer en cama desde hacía dos meses, y acosado por los vecinos, se decidió a llamar al doctor:

-Que me la cure o que me la mate, le he de pagar peso sobre peso. La vieja falleció, y a poco, apareció el galeno a saldar su cuenta.

-¿La mató usted? -preguntó el aldeano.

-¡Qué locura! Dios dispuso de lo que era suyo.

-¿La curó usted?

-Desgraciadamente, no.

-Pues, entonces, no le debo nada.

Una medida de pública defensa sería publicar al lado de cada defunción acaecida en el día, el nombre del médico. Se cuenta que uno de los judíos más ricos del mercado francés comenzó a poner en práctica esta idea, utilizando la cuarta plana de un pequeño diario que arrendó no se sabe dónde, cuando no poseía un centavo aún. Chantaje tan ingenuo fue la base de su fortuna. La verdad es que se abre sumario ante una desgracia por imprudencia, ante un accidente complicado en esas muertes que con deliciosa ironía denominamos naturales. El problema es el salvoconducto del asesinado.

La objeción esencial al «control» consiste en que la ciencia es impotente para establecerlo. Ninguna persona medianamente ilustrada o que haya visto de cerca trabajar a los médicos, se hará ilusiones sobre los vagos recursos del azaroso arte de sanar. Un resfrío, media docena de granos, una jaqueca, he aquí problemas terribles. Oímos, sin extrañarnos, que a los mejores facultativos se les mueren seguidos los enfermos, y que principiantes salvan a moribundos desahuciados por eminencias. No pasa mes sin que se renueven las teorías en curso. Los sistemas menos razonables encuentran éxito. Ignorantes iluminados enarbolan procedimientos estrafalarios, reúnen millares de dolientes y hasta los curan. Lo más conveniente para los enfermos que quieran gastar una cierta suma en la experiencia, es recorrer los consultorios, apuntar lo ocurrido en cada uno y comparar las anotaciones. ¿Quién, ante el estado rudimentario de la fisiología y de la terapéutica, tiene derecho de acusar a un médico por torpe o criminal?

¿Será prudente adquirir en unas cuantas semanas las escasas nociones reconocidamente útiles que arroja la medicina moderna, y no acudir jamás a los médicos? Esto sería quizá lógico, pero, indudablemente, poco humano. Necesitamos la fe. Siempre, el que viene a tocar las llagas es el santo milagroso. Siempre se escuchan las palabras de consuelo. Si el médico no fuera sino un sabio, estaría perdido. Es un mago, un sacerdote. Trae los sacramentos en las botellas y frascos donde los boticarios sin conciencia vierten sus innumerables porquerías. El médico es el enviado de la providencia. Su función es sobre todo religiosa.

La medicina, en su acción social, tan diferente de la quirúrgica, se aparta de la ciencia y seguirá apartándose mucho tiempo. Durante mucho tiempo, los discípulos de Pasteur, que no era médico, lucharán en la soledad del laboratorio, antes que desaparezcan los actuales curanderos perfeccionados y sugestionadores a la moda. Y aquellos fanáticos de la certidumbre que se acercan a los lechos de los hospitales, no llevan la piedad en la boca y la indecisión en el alma, sino la fiera curiosidad en los ojos y la muerte en las manos. Van a violar el enigma, a sacrificar a sabiendas un cuerpo dolorido, para ensayar la nueva hipótesis, la nueva sustancia. Delincuentes sublimes, roban la vida presente, como el amor, para cimentar la vida futura."

"Vacuna"

"«Scire est mensurare», decía Képler. Saber es medir. De Képler acá, el desarrollo de las ciencias ha hecho cada vez más axiomático el aforismo. «Si sabéis medir aquello de que habláis, dice lord Kelvin, y expresarlo por medio de una cifra, algo sabéis de vuestro asunto». El cuerpo de una ciencia que merece el nombre de tal es un conjunto de medidas, una estadística suficiente, y cuando la ley probable nos reproduce los números de la observación con un error más pequeño que el imputado a los instrumentos, la ciencia es exacta. La mecánica celeste entera, casi toda la física y gran parte de la química son exactas. En cambio, casi toda la medicina es empírica y conjetural. La medicina sólo pasa por ciencia a los ojos de los que, ignorando las matemáticas aplicadas, no tienen concepto alguno de lo que la ciencia es. El médico mide la temperatura, la presión arterial, los coeficientes respiratorios; hay una energética fisiológica, una química de nutrición, un ensayo de una química de la infección y de la inmunidad; hay un bosquejo de una electrotecnia del sistema nervioso... es indiscutible. Pero lo que el médico mide es todavía insignificante; islotes cuantitativos en medio del mar cualitativo, es decir, en medio de lo que aún está lejos de ser ciencia. El médico, habitualmente, nada en pleno azar. No le culpéis; el organismo humano es mucho más complicado y misterioso que el firmamento; por eso la astronomía es más perfecta que la fisiología, y más pobre. En lo perfecto hay siempre un fondo limitado y simple. No culpéis tampoco al médico de su anómala suficiencia; la sugestión es una terapéutica apreciable, y esa piadosa farsa sacerdotal le permite consolar y aliviar al que sufre.

¿Debemos vacunarnos? He aquí, a mi entender, una cuestión de pura simpatía. Para fijar científicamente el valor de la vacuna sería necesaria una estadística, quimérica por lo enorme. ¿Y cómo separar de la influencia vaccínica la de los factores higiénicos? Si pretendiéramos conocer los efectos a largo plazo, en lo que respecta a inferiorización del terreno fisiológico, la estadística -mejor dicho el censo- llegaría a lo descomunal. Apenas el milésimo de los datos posibles obra en nuestras manos. Lo positivo es que también los vacunados se enferman de viruela y mueren. Sin embargo, la vacuna quizá sea útil. No nos está prohibido creer en ella; lo que nos está prohibido es creer en ella de una manera científica. Se trata de una creencia religiosa. Esta seudo-verdad ha durado un siglo. Es bastante vida para un dogma tan menudo. Aunque fuera verdad, debe eclipsarse. Sería una verdad mal comprendida, aislada de la investigación corriente, tal vez por no haberse obtenido hasta la fecha el microbio variólico, una verdad estéril por haber sido descubierta sin motivos y aceptada sin esfuerzo, una verdad desacreditada por su triunfo y que, si vale la pena, volveremos a descubrir más tarde.

En la legítima contienda entre vacunistas y antivacunistas, de la cual hemos de felicitarnos -la unanimidad, ha dicho Gourmont, es una cosa triste- los antivacunistas me inspiran confianza porque son pocos. Las certidumbres nuevas, como el sol naciente, brillan en una minoría de cumbres, a veces en una sola. Cuando el buque se acerca a tierra, no es la multitud de a bordo quien la ve primero, sino el vigía solitario en su mástil. Estos herejes de la vacuna son simpáticos. Lo son tanto más, cuanto que se ha deliberado sobre si convenía hacerles callar a la fuerza. Entonces ha parecido evidente que tenían razón.

Ciertos argumentos suyos, no obstante, carecen de solidez. «La vacuna obligatoria, dicen, es un disparate, porque una persona sana no constituye peligro». Pero si la vacuna inmuniza realmente contra la viruela, claro está que los vacunados son menos peligrosos que los no vacunados. No contagian hoy, mas contagiarán mañana. Se aísla a los variolosos, no por los contagios que han producido ya, sino por los que han de producir. El peligro y las medidas para evitarlo, se refieren a un futuro remoto o próximo. Matamos o encarcelamos a los criminales con el fin de que no nos perjudiquen más. El crimen ejecutado no tiene importancia, puesto que no tiene remedio. La reincidencia presunta es lo que justifica nuestra represión. Los delincuentes son castigados por los delitos que no han cometido, como serían vacunados por la viruela que no habrían nunca de padecer.

La evaluación del peligro público y del derecho que asiste a los gobiernos para vulnerar en beneficio común la libertad individual, depende de mil matices mentales. Supongo que esta época de pesado materialismo -en que el prosaico Samuel Smiles es un apóstol etéreo- atribuye definitiva trascendencia a la salud. Si a la inmensa mayoría de los hombres de nuestro siglo se les ofreciera, con las enfermedades correspondientes, el genio de Lucrecio o de Pascal, lo rechazarían indignados."

5.5.09

...el sida no es contagioso...la nueva gripe tampoco...

...las mentiras oficiales que hablan de la difusión de estos virus (sida y gripe) por varias vías (sexual, sanguínia,...) no son nada más que un intento de aquéllos que están manejando los hilos, para alejarnos a todos de nosotros mismos y de nuestros allegados más de lo que ya lo estamos, por otras tantas cosas desgraciadamente: guerras de ideologías, de religiones, de sexos, ... desde detrás de la cortina saben que si dividen vencerán... pero tenemos que estar todos más unidos que nunca... hablarnos más que nunca ... amarnos ... respetarnos ... cantarnos ... revolucionémonos...

...quiero felicitar al autor del blog REPLANTEAR EL SIDA, por su impresionante trabajo de documentación... y de nuevo aprovecho para recomendar la increíble sección sobre sida en la web de nombre inglés pero en español (castellano) FREE-NEWS

2.5.09

La falsa gripe porcina

Los últimos días he sido incapaz de escribir porque estaba demasiado cabreado por toda la basura que hemos escuchado estos días en los medios de comunicación de todo el mundo sobre la gripe porcina...
...estoy convencido de que se trata de otra falsa epidemia, con interés económico y social de muchos implcados, que están más bien a favor de que la gente tenga miedo y consuma más, además del negocio en vacunas de dudosa eficacia y alto contenido toxiquísimo y tratamientos peores, claro...
...lo que la gente tiene que entender es que han encontrado una muy buena fórmula para crear pánico...pero está en nuestras manos difundir las teorías que lo nieguen...quieren que tengamos miedo hasta del vecino que nos cruzamos en el ascensor, porque en teoría la tos es un síntoma del supuesto virus asesino...
...quieren crear la más grande de las falsas pandemia de la historia...la OMS indica que para que pueda aparecer una pandemia, se necesita:
  • Que aparezca un virus nuevo, que no haya circulado previamente y por lo tanto, no exista población inmune a él.
  • Que el virus sea capaz de producir casos graves de enfermedad.
  • Que el virus tenga la capacidad de transmitirse de persona a persona de forma eficaz.
Es muy fácil, manipulando los datos, hacer creer a la gente que estos tres puntos se están dando sin que sea verdad...pero también es muy fácil que la gente no lo crea si difundimos esto urgentemente...NO TENGAS MIEDO DEL QUE TOSE, EL VIRUS PORCINO NO EXISTE!!! INVÍTALE A ALGO CALIENTE O DÉJALE LA CHAQUETA PARA QUE SE ABRIGUE...

...lo que algunos quieren (además de vender y fabricar más Tamiflú) es deshumanizarnos más todavía...los gobiernos y los medios de comunicación recomendarán que ni saludes dando besos, ni la mano al vecino o amigo... imagina con el desconocido...ni los buenos días!...